Cineturismo: un nuevo fenómeno para generar turismo

Según Federico Belloni, ¿A quién no se le ha ocurrido alguna vez querer volver a vivir la trama de su película favorita visitando las localizaciones donde ésta se rodó, esperando encontrar las mismas atmósferas y sensaciones experimentadas delante de la gran pantalla? Este fenómeno, llamado cine-turismo o «film-induced tourism» involucra cada vez a más personas y ha pasado de elemento de nicho a adquirir las dimensiones de un verdadero trend.

Tomamos, por ejemplo, el fenómeno Harry Potter, seguramente uno de los más emblemáticos, que después de los primeros dos capítulos de la saga contribuyó a registrar, en la mayoría de sus localizaciones, un número sensiblemente mayor de presencias turísticas. La meta más buscada de las visitas era seguramente la sede de la escuela de magia de Hogwarts, localizada en el interior del castillo de Alnwick, en la contada Northumberland, en Escocia, que entre 2001 y 2002, cuando salió el primer capitulo titulado ‘Harry Potter y la piedra filosofal’, vio el número de visitantes aumentar de 4,4 a 5,5 millones.

El mismo efecto, aunque en otro país, Francia, con la película Bienvenue che les Ch’tis (conocida en España con el titulo Bienvenidos al Norte), del 2008, que literalmente creó un turismo antes inexistente en el minúsculo pueblo de Bergues, en el Nord-Pas De Calais, donde se localizan las vicisitudes del protagonista, Philippe. 

No solamente la gran pantalla crea este tipo de fenómeno; las series de TV también tienen un fuerte poder de atracción, como en el caso de Elisa de Rivombroesa, por hablar de Italia, gracias a la cual Aglié, localidad en provincia de Torino, donde se erige el castillo que representa la localización principal de la ficción, se ha beneficiado de un aumento exponencial de visitantes, sobretodo en el periodo de emisión de la serie en la cadena Canale 5.

Además de estos son muchas las películas que gracias al éxito cinematográfico han influido en modo determinante en la notoriedad de una ciudad o de un paisaje, empezando por Vacanze Romane, que fue pionero involuntario en el rol de herramienta de promoción turística para la ciudad de Roma en el mercado norteamericano. A partir de aquí y hasta la mitad de los noventa, los impactos del cine producidos en el turismo han sido espontáneos, sin ninguna acción estratégica previa por parte del sector turístico y tampoco del cinematográfico, destinada a transformarlos en herramienta de marketing territorial. Hoy son muchos los países que han desarrollado acciones promocionales más o menos complejas relacionadas con el cine-turismo, intentando extraer un valor del hecho de que los espacios reales transformados en localizaciones audiovisuales producen en el espectador una influencia consciente (o no) que los lleva a incorporar en su imaginario personal los lugares de sus producciones preferidas. Así, la película se convierte en autentico «catalizador» de turismo; sueños, realidad, imaginarios de evasión son, sin duda, aspectos que unen el cine y el turismo y la búsqueda de nuevas sensaciones y experiencias visuales forman parte tanto del ritual de las salas como del viajar.

Esta estrecha relación es confirmada por un estudio realizado hace algún año por la agencia turística británica Thomson Holidays, que señala que hasta el 80% de turistas ingleses planifica sus vacaciones después de haber visto una localización en la gran pantalla y que el 40% de los entrevistados ha votado Nueva Zelanda como lugar preferido para pasar las vacaciones, inmediatamente después de haber visto El señor de los anillos, ambientado en aquel país.

La producción de una película puede ser una pieza que viene a añadirse a un conjunto de acciones estructuradas y coordinadas de marketing operativo de la localidad, como es el caso de Vicky, Cristina, Barcelona, rodado por Woody Allen, sobre encargo de Barcelona Turisme y de los demás entes directamente involucrados en la promoción turística de la ciudad, con el claro objetivo de proporcionar a la ciudad un posicionamiento estratégico en el mercado más definido, impulsando, gracias al típico estilo del director, sus productos turísticos (gastronomía, shopping, patrimonio arquitectónico, Gaudí, vida nocturna, etc.), obteniendo de tal forma un resultado que ha superado cualquier expectativa.

Bajo estos impulsos en los últimos años muchos lugares se han dotado de Film Commission, organismos públicos y privados que tienen como objetivo que el área geográfica de influencia sea escenario del mayor número posible de películas y que ejercen el importante rol de interlocutor ideal para todos los actores involucrados directamente e indirectamente en su realización, coordinando las acciones necesarias para la producción.

La primera ventaja del cinema como herramienta de marketing territorial es por lo tanto su propio poder informativo y promocional, o sea su capacidad de difundir, a través de las ambientaciones y la positiva inmersión del espectador en la trama, la imagen de la localización; pero no es esto solo. Visto desde otra perspectiva, el cine puede llegar a ser un verdadero pretexto para crear nuevos productos turísticos, innovadores y creativos, que confieren valor añadido a las vacaciones permitiendo al visitante vivir una experiencia diferente, más enriquecedora y emocionante.

La herramienta principal utilizada para capitalizar el valor de este fenómeno es la creación de itinerarios temáticos promocionados a través de Movie Maps, mapas que permiten visualizar y visitar lugares donde se han rodado películas seleccionadas, con informaciones complementarias sobre estas.En España se encuentran numerosos ejemplos de estos productos turísticos: desde el Movie Map de Madrid, donde se encuentra el itinerario dedicado a la película ‘El ultimátum de Bourne’ interpretado por Matt Damon, pasando por Barcelona, donde además del ya mencionado Vicky, Cristina e Barcelona, se encuentra aquel dedicado a la multipremiada película de Almodóvar ‘Todo Sobre Mi Madre’ y a la producción italiana ‘Manuale d’Amore 2’.

Sería un error, de todas formas, considerar solamente el ingreso generado por las presencias turísticas. Hay que mensar también en el volumen de negocio producido por los equipos de rodaje, muchas veces formados por centenares de personas que se establecen en la localidad de rodaje por un periodo más o menos largo de tiempo, aumentando la ocupación hotelera y la presencia en restaurantes, además de todos los servicios colaterales.

Un caso sobre todos: ‘Alatriste’, de Agustín Díaz Yanes, que se rodó en Cádiz, Sevilla y Tarifa, entre otras localidades, produciendo 9 mil presencias totales. 

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