Cambio de terminal para algunas compañías aéreas
A partir del próximo 9 de septiembre, algunas compañías cambian a la nueva T1 del aeropuerto del Prat. Consulte en el siguiente listado en qué terminal opera su compañía aérea, para saber dónde deberá facturar. Acuda con el suficiente tiempo de antelación a la terminal, así evitará imprevistos. Ver listado
El Puente Aéreo gana tiempo al despegar:
Los aviones del puente aéreo gastan menos rueda gracias al traslado a la T-1. Si desde el antiguo emplazamiento en la T-2 las naves debían recorrer más de un kilómetro para acceder a la tercera pista, ahora basta con unos 300 metros para encarar el morro y dar gas a fondo; unos ocho minutos menos de rodadura que, cosas de la navegación aérea, no hacen que la máquina llegue antes a Madrid. En el debut de verdad, en el día en que la nueva terminal empezaba a funcionar al 70% de su rendimiento, todos, agoreros y optimistas, tenían su mirada fijada en el enlace entre Barcelona y Madrid, el alma de El Prat que ahora lo es de la T-1.
El comandante Celestino Galache, que ayer voló varias veces entre las dos ciudades, compartía ayer su alborozo con este diario. Con todo el pasaje en el avión, se detenía en dibujar y contar por qué el aparato tarda menos en alcanzar la pista. «Estamos encantados con la nueva terminal porque tenemos unos ocho minutos menos de rodadura por la pista; tela marinera con la excursión que teníamos antes», concretaba. Su versión reduce la previsión que aportó la directora del puente aéreo de Barcelona, Concepción Vinagre, el pasado martes, cuando calculó que el tiempo de circulación por el asfalto del aeropuerto se reduciría en cerca de 12 minutos.
Este diario se subió ayer al puente aéreo para realizar un trayecto de ida y vuelta y poder chequear de primera mano los cambios -o no- que ha sufrido el servicio. El vuelo de las 14.45 horas salió con 16 minutos de retraso. Tras rodar durante nueve minutos, el A-320, bautizado con el castizo nombre de Lagunas de Ruidera, se despegaba del suelo a las 15.11 horas y, dos minutos después, todos los alérgicos y resfriados de abordo ya tenían los oídos tapados. Mucho silencio, copa de cava, un bombón del restaurador catalán Oriol Balaguer y periódicos, muchos periódicos. Al aviso del comandante, todos sentados y con el cinto puesto. A las 16.03 horas tocaba tierra madrileña y el aparato se detenía a las 16.11 horas, una hora después del despegue, una y 10 minutos después de soltar el finger de El Prat de Llobregat.
MÁS COMODIDADES / Con estos datos, no parece que el nuevo puente aéreo arañe minutos al AVE a pesar de rodar menos en pista. El viento o la calculada programación de vuelos en Barajas podrían explicar por qué el Airbus tarda lo mismo que antes, según los cálculos que realizó este diario en la vieja T-2 el año pasado. Es indiscutible que la nueva terminal ofrece unas comodidades que en la antigua T-2 eran pura quimera. Si se tiene en cuenta que cerca del 40% de los pasajeros con destino a Madrid dejan el coche en el aparcamiento, el hecho de que el párking esté a escasos 50 metros de la terminal es una delicia para cualquier viajero. También se agradece que el puente aéreo esté conectado con el resto de estancias de la nueva infraestructura -la terminal C era un edificio solitario-, con lo que si hay tiempo, se puede pasar una tarde de compras y buenas tapas.
«En todos los estrenos hay problemas y atrasos», coincidían varios trabajadores de Iberia. Narcisa merece un aparte. Esta mujer nacida en Madrid y criada en Sevilla lleva 35 años trabajando para la aerolínea española. Los últimos 25 los ha pasado en Barcelona, así que más vale escucharla. «Algún teléfono que no va, la megafonía que se acopla, un lector de tarjetas de embarque que no funciona…, nada importante si lo comparas con los problemas que tuvo la T-4 de Barajas», aseguraba. En eso coincidía la mayoría del personal: empezar de manera paulatina ha evitado problemas.
Volvamos al aire. En el viaje de vuelta desde Barajas el avión empleó siete minutos en alcanzar la pista desde el finger, tres menos que en la capital catalana. Unos 50 minutos después, el Lagunas de Ruidera detuvo sus motores en tierra. Desde el aterrizaje hasta el desembarque, solo pasaron cuatro minutos, lo nunca visto en el aeropuerto de El Prat.
En cuanto al modo de llegar a la terminal, desplazarse hasta la T-1 desde el centro en Aerobús es práctico y rápido (30 minutos por cinco euros), informa Helena López. Hacerlo en tren es un poco más incómodo (la estación de Renfe está en la T-2, y hay que coger un bus lanzadera para llegar a la T-1), pero más económico. Un taxi desde la plaza de Catalunya sale por unos 23 euros.
La conclusión, contratiempos a un lado, es que la T-1 se mueve al 70% de revoluciones y el motor sigue sonando fino. El 25 de octubre, cuando se incorporen las aerolíneas de Skyteam que operan en la vieja T-2, será el momento del chequeo definitivo y la evaluación final. Y será también una buena ocasión para decidir cuál debe ser el futuro de la T-2.
La T-1 acoge sin problemas a 63.000 pasajeros en un día
Por segunda vez, todo fueron elogios oficiales y de los usuarios, aunque siempre cabe algún matiz. Y también de nuevo, igual que en el estreno del 17 de junio, la flamante terminal T-1 funcionó ayer de forma eficaz tras acoger por primera vez hasta el 70% del tráfico aéreo de El Prat. Con el traslado de las 17 aerolíneas de la alianza One World, con Iberia, su puente aéreo y Vueling en cabeza, los enormes espacios de la infraestructura se vieron al fin concurridos. Por ellos pasaron 63.000 pasajeros, frente a 30.000 el día anterior, en un total de 574 vuelos. Este fuerte aumento se notó en especial en los buses lanzadera que unen la T-1 con la T-2 y la estación de Renfe, que en muchos casos iban llenos. El bullicio y el tráfico en los viales donde están las paradas para quienes acaban de aterrizar cargados de maletas se pareció en ocasiones al que era habitual hasta ahora en la T-2.
En la zona de salidas del dique principal, el flujo de viajeros funcionó bien, al igual que en el corredor Barcelona-Madrid del puente aéreo y en el dique sur, donde recalaron igualmente ayer vuelos regionales de la filial de Iberia Air Nostrum. Los dos nuevos bloques de mostradores de facturación abiertos para las aerolíneas de la alianza One World, que fue la que se mudó ayer, absorbieron a los nuevos usuarios sin problemas. Lo mismo ocurrió después en los controles de seguridad y embarque. Ya dentro de la espada, los viajeros se encontraron con una oferta comercial y de restauración reforzada con 15 nuevos bares y 11 tiendas.
PUNTUALIDAD EN LOS VUELOS / La gestión de equipajes, con pérdidas o retrasos, es a menudo el punto débil de los aeropuertos y de sus ampliaciones, como ocurrió con el fiasco de la T-4 de Barajas en el 2006. Con la lección aprendida, AENA automatizó y probó durante meses el trasiego en la T-1. Desde junio no ha habido problemas en la nueva terminal y ayer el director del aeropuerto, Fernando Echegaray, siguió hablando de una normalidad que cifró en «un tiempo medio de espera de 14 minutos.»
El gran salto que dio ayer la T-1 trajo a Barcelona al propio presidente de AENA, Juan Lema, y a la secretaria de Estado de Infraestructuras, Concepción Gutiérrez, al igual que al presidente de Iberia, Antonio Vázquez. Todos los protagonistas de tal desembarco, en este caso aéreo, coincidieron en «la normalitad, la puntualidad y la falta de incidencias» registradas por la mañana. Las cosas no cambiaron hasta concluir la jornada del segundo estreno, según portavoces de AENA.
Coincidiendo con la ampliación a 36 del número total de aerolíneas que operan ya en la T-1, AENA abrió los tres últimos edificios de aparcamientos cubiertos que tiene la terminal. En el conjunto de las 11.000 plazas ya disponibles se registró ayer una ocupación del 35%, según explicó Echegaray. Como ocurre con todas las instalaciones de la T-1, también aquí hay todavía mucho margen para crecer. La segunda planta del bloque F, el situado más al norte y a solo 50 metros del edificio del corredor Barcelona-Madrid, fue la única de las que se estrenaban que registro una ocupación importante. Usuarios bien informados de los vuelos entre las dos capitales habían descubierto ya que desde aquí, y al mismo nivel, se llega a la mismísima puerta del puente aéreo andando tan solo un centenar de pasos.
DERROCHE ENERGÉTICO / La terminal es un portento tecnológico, que además dispone de un sofisticado sistema de eficiencia energética para reducir el consumo de luz en función de la claridad natural que penetre en ella por las enormes aberturas diseñadas por el arquitecto Ricardo Bofill. Ayer a mediodía, sin embargo, con un sol radiante y la T-1 inundada de luz, se podían ver por doquier, incluso en el exterior, centenares de lámparas y focos encendidos y con notable intensidad.
Otra característica menos positiva de la bella y en casi todo funcional instalación es la escasez de asientos. Con el gran aumento de pasajeros de ayer, esta carencia se nota mucho más. La llegada el 25 de octubre de las últimas aerolíneas del grupo Skyteam agravarán el tema.
Fuente: El Periódico