Las 42 mejores playas nudistas de España
La más dichosa posesión del mundo. Así describe el poeta valenciano Francisco Brines la experiencia de desnudarse junto al mar. Es difícil imaginar otra inmersión tan íntima en la naturaleza. Curiosamente, los textiles se están asomando cada vez más a las playas nudistas más conocidas, y los naturistas asiduos, que rondan el medio millón en España, se lanzan a la búsqueda de nuevos paraísos particulares, como estos 12 que proponemos. La nueva frontera.
Milagro en Elche Dunas del Carabassí, Elche (Alicante)
Imanta esta joya costera de Alicante: dunas embrionarias, móviles, semifijas, fijas y fósiles. La ancha pasarela de acceso de 700 metros da idea de la magnificencia dunar; si en la bifurcación seguimos por la derecha nos toparemos con 900 metros de playa para los que ofrecen la desnudez sin problemas. Hay chiringuito y todos los servicios que acredita todo arenal de bandera azul. El Carabassí registra un alto grado de ocupación, el agua se presenta limpia; y en su término sur, un pinar satisface a los devotos de la siesta. La visión de la isla de Tabarca y de los parapentistas gravitando sobre el cabo de Santa Pola, tan placentera, se ve enturbiada por la presencia de Gran Alacant, urbanización usurpadora de la montaña. Para llegar: en El Altet tomar dirección a Arenales del Sol.
Con mucho ‘flow’ Racó d’en Xic, San José (Ibiza)
Entrar en esta bañera de agua esmeralda es un alivio para los sentidos. Sensación que desconoce la mayoría de los usuarios de la mediática cala Conta, pese a encontrarse a solo 200 metros de distancia esta playa. El Racó d’en Xic está equipado con una escalinata de hormigón y alberga una mayoría naturista, si bien proliferan los trajes de baño. La socialización tiene su centro en el chiringuito ecológico Cala Escondida (www.calaescondidaibiza.com), con techo de palmas, placas solares y aseo de compost biodegradable. Y sin contaminación acústica: “El sonido lo ponen las olas, la brisa y los hielos de los mojitos”. Para comer, cocina bereber en general y cuscús vegetariano en particular. Los crepúsculos concitan la atención con ese fondo de islotes tan característico de la costa occidental ibicenca.
Ideal de hedonismo Sa Font Celada, Artà (Mallorca)
Un claro objeto de deseo cuya llegada causa fatiga: justo lo que adora el bañista naturista. El coche hay que dejarlo poco antes de cala Mitjana (sin objetos de valor). Caminaremos 90 minutos costeando las sinuosidades del parque natural de la Península del Levante, evitando las horas centrales del día. Bordearemos la cala Es Matzoc, subiremos la torre de Aubarca (y así vemos su cañón), para rendir viaje en Sa Font Celada, de verdiazules incandescentes, de una virginidad tal, que su blanca superficie no es sino un cúmulo de caparazones y vestigios coralinos, microorganismos dignos de escrutarse con lupa, tan exótico como nuestras huellas sobre la arena. Unos tamarindos nos separan de S’Arenalet. Llevar agua de sobra y protección solar.
La otra cara de Lloret Cala Boadella, Lloret de Mar (Girona)
La cala brilla por todas partes al relumbre del Mediterráneo, con su curioso elemento geográfico, el farallón, unido a tierra por un istmo. Son muchos los que descubren cala Boadella mientras recorren, acalorados, los jardines de Santa Clotilde; un oasis de vegetación en un paisaje sin edificación a la vista, con discreto sector adanista de 40 metros — tan oficioso como evidente a partir de la ducha—, además de aseos y chiringuito donde sirven pescaditos o bocadillos vegetales. Dejaremos que la vista se pierda por la punta s’Agulla de Blanes. Boadella resulta tranquila para los niños, puesto que en ella no recalan los barcos. Hay piedrecillas a la entrada, pero el fondo es de arena. Buena noticia: el aparcamiento no está regulado como zona azul.
Al amparo de las Cíes
O Baluarte, Vigo (Pontevedra)
No es tarea fácil, en la bocana de la ría de Vigo, dar con una cala naturista como esta: 120 metros de largo por 45 de ancho, bien comunicada y a su vez integrada en el entorno urbano. Pero ahí está O Baluarte, también llamada Breadouro, que se alcanza por una pasarela de madera y que, pese a estar ceñida por conjuntos rocosos, participa de la abundancia dunar de la playa de O Vao. El agua nos parece en esta cala de la parroquia de Coruxo más pura que en cualquier otro sitio del concejo vigués, y se beneficia del efecto protector que ejercen las islas Cíes frente al duro oleaje del océano Atlántico. Cuenta con duchas. A un costado impone su presencia la isla de Toralla, desmán urbanístico que los kayakistas de la acreditada Beach Escola Vao (www.facebook.com/beachescolavao) rodean en sus excursiones al atardecer.
La cala del geólogo
La Granatilla, Mojácar (Almería)
La búsqueda de la soledad obliga a desplazarse al bar Sopalmo (atención a las 20 tapas que prepara Diego, además de paellas). Junto al bar desciende el vial hormigonado que enlaza con una rambla de tierra. Hay que conducir despacio durante dos kilómetros. De camino a la playa, aturdiéndonos con sus matices cromáticos, sale al paso la falla de Carboneras. Una alternancia de rosados, violetas y marrones producto de la circulación del agua por la enorme fractura. Parece la paleta de un pintor. Resonante de sol, La Granatilla ostenta trazas virginales: aguas besando arena gruesa, rojiza, y gravilla, a tono con la faz montañosa. El fondo es pedregoso, salvo si caminamos unos 20 metros hacia levante, en cuyo caso pisaremos arena.
Sabor escandinavo
Medio Almud, Mogán (Gran Canaria)
Dos calores, el del cuerpo y el del sol africano, confluyen en este escenario de roques que se diría calcinados; no en balde Mogán es el municipio de España que soporta mayor insolación al año. Estamos en un litoral turístico del sur grancanario, entre Tauro y Puerto de Mogán. Si llegar a la playa de Tiritaña exige bajar en pendiente por un sendero algo complicado, su hermana naturista Medio Almud cuenta con un cómodo vial asfaltado de 250 metros (el coche se deja en la carretera), lo cual facilita ir cargado con pertrechos veraniegos. En este escenario relajante, desprejuiciado, se combina la arena gruesa volcánica y los callaos (piedrecillas). Cubre apenas se introduce el pie en aguas tan reverberantes, mientras que de la atmósfera de relajación se encarga el público escandinavo. Los hay que en bajamar toman la vereda a la cala de los Frailes en busca de las bajetas, plataformas pétreas donde desnudarse a tutiplén.
Discreta, serena belleza
La Solsida, Altea (Alicante)
Referencia escondida e ignorada salvo para el vecindario, y que registraba escasa afluencia hasta que erigieron detrás de ella una urbanización. Saliendo de Altea hacia Calpe, dejamos a la izquierda la entrada a la autopista y medio kilómetro después está el acceso a La Solsida. En su primer tramo, tras los pinos y el murete que la limita, suelen imperar los bañadores; le sigue el área más discreta y naturista. Pequeñas olas largas y perezosas rompen en las piedrecillas a 200 metros de donde aflora el islote (hacia el que más de uno nada como a la conquista de una ínsula). Es buena idea llevar gafas de buceo. La playa cuenta con socorrista, bandera de señales y limpieza diaria. Cubre enseguida y quien lo desee no tiene más que andar 300 metros para aprovisionarse de agua o ir al aseo en el puerto deportivo Porto-Senso.
En el parque natural
Cabo de Oyambre, San Vicente de la Barquera (Cantabria)
Oyambre es lo que se dice una declaración de belleza rutilante, de defensa ecologista. Tampoco le falta, escondida en el extremo oriental del cabo, sus caletas para bañarse sin cortapisa textil, más conocidas por pescadores de caña que por veraneantes.
Se llega desde los restos del monumento al Pájaro Amarillo, caminando medio kilómetro por la playa; o bien bordeando el recomendable hotel Gerra Mayor (www.hgerramayor.com), hasta que finaliza el asfalto. Luego hay que seguir unos 300 metros hasta un almacén, de donde continuamos a pie hasta el poste de madera (momento fotográfico) que de alguna manera señala la bajada, que no es sencilla. Uno entra pisando cantos rodados y seguidamente arena mullida. La playa mengua sustancialmente en pleamar y la recomiendan para el buceo.
Oros en las dunas
Punta Candor, Rota (Cádiz)
He aquí un sector señalizado para la práctica del naturismo, agraciado ecosistema de arena dorada fina protegido por pasarelas de madera e integrado en el parque natural de la Almadraba de Rota. Costa en la que se huele la resina de los pinos y el salobre del Mediterráneo junto a un elevado sistema dunar: nada iguala su traza, dorada al atardecer, extendiéndose un kilómetro hacia Chipiona. El viento de levante suele respetarla.
Delante atrae la atención el monumento natural de los Corrales de Rota, muros de piedra situados en la zona intermareal que en bajamar se convierten en trampas para urtas y doradas. Punta Candor es la playa favorita de la escritora Almudena Grandes, a la que le parece precioso hasta el nombre. Para un rato divertido, el Budha Candor Beach Club tiene fama por sus pescados y actuaciones.
Espacio de lo asturiano
Merón, Villaviciosa (Asturias)
En esta caleta de tradición nudista y surfera se pone de manifiesto, de nuevo, la fuerza de la naturaleza asturiana. Merón se encuentra señalizada en la AS-256. Una vez en Arguero giramos a la izquierda para enfilar un vial angosto pero bien cimentado que atraviesa la fronda opulenta generada por el río Merón; produce un efecto agradabilísimo.
Se trata de una playa resguardada del viento, en la que conviven armoniosamente textiles y unos pocos cuerpos al sol, pero en la que hay que desconfiar de las resacas (atender a la bandera de aviso). En la parte de la izquierda, un roquedo apantalla la escueta banda nudista. Las piedras superan cada vez más en número a la arena, pero contamos con el apoyo logístico de la fabada del restaurante El Verano (985 89 24 65) y del hotel rural La Sigar (www.hotellafigar.com).
Salvaje y residencial
Azkorri, Getxo (Bizkaia)
“Escondida” y “bien señalizada” suelen ser términos antitéticos en las pautas de conducta playero-naturistas. Y, sin embargo, es difícil imaginar una conjunción más completa en el caso de la playa de Azkorri, o Gorrondatxe, señalizada tras salir de la BI-367 hacia Getxo-Berango (luego dirección Getxo). Del amplio aparcamiento tomamos la bajada que salva los acantilados de La Galea alejándonos del bullicio del Gran Bilbao. Playa de 844 metros donde prima antes la piedra que la arena, razón por la que no puede compararse en popularidad con el sector naturista —rebosante de arena— de la vecina playa de Barinatxe. Azkorri acentúa su tranquilidad al no usarla los centros de turismo activo. Hasta el momento de la puesta de sol, es recomendable bordear los cantiles hasta la punta de La Galea.
Las 30 playas más famosas de España para desnudarse
Para un bronceado a puro cuerpo, nada como el siguiente destilado de playas idílicas.
Costa norte
• Barra, Cangas de Morrazo, Pontevedra. El icono naturista gallego.
• Figueiras, islas Cíes, Vigo, Pontevedra. La arena más blanca —y fina— de España.
• Combouzas, Arteixo, A Coruña. Hasta los delfines la visitan.
• Los Alemanes, Foz, Lugo. Ambiente de camaradería.
• Mexota, Tapia de Casariego, Asturias. Tres cuchillones pétreos: la historia del nudismo astur.
• Aguilera y Aguilerina, Gozón, Asturias. Abanicos arenosos hurtados a la curiosidad ajena.
• Torimbia, Llanes, Asturias. Mayestática concha dotada con manantial.
• Somocuevas, Piélagos, Cantabria. Larga escalinata y un cantil apantallándola.
• Langre, Ribamontán al Mar, Cantabria. La mitad de este paraíso verde es para los que toman el sol sin marcas.
• Barinatxe, Getxo/Sopela, Bizkaia. Surf y atardeceres.
Mediterráneo peninsular y Atlántico andaluz
• Illa Roja, Begur, Girona. Circo de acantilados con islote.
• El Torn, l’Hospitalet de l’Infant, Tarragona. Playón que despliega su poderío con un pinar.
• El Saler, Valencia. Dunas entre golas.
• Racó del Conill, La Vila Joiosa, Alicante. Dos coquetas caletas.
• Negrete, Cartagena, Murcia. Glorioso tramo nudista de Calblanque.
• Playazo, Vera, Almería. 1,5 kilómetros de playa, hotel, campins y urbanizaciones, todo naturista.
• Barronal, Níjar, Almería. Más virginal imposible.
• Cantarriján, La Herradura-Almuñécar, Granada. Con servicios y gran espacio sin textiles.
• Cabopino, Marbella, Málaga. Burbuja de naturaleza en plena Costa del Sol.
• Los Caños de Meca, Barbate, Cádiz. Al pie de un acantilado.
• Nueva Umbría, Lepe, Huelva. Tramo sin textil, señalizado, en un arenal infinito.
Costa canaria
• Maspalomas, San Bartolomé de Tirajana, Gran Canaria. Mar de dunas y gay parade europea.
• Oriente de Jandía, Pájara, Fuerteventura. ¿Qué tal una caminata de 28 kilómetros en cueros?
• Papagayo, Yaiza, Lanzarote. Con mayor intimidad, en la caleta del Congrio.
• La Tejita, Granadilla de Abona, Tenerife. La montaña Roja nos protege del alisio.
• El Inglés, Valle Gran Rey, La Gomera. Protagónico el risco de La Mérica.
Costa balear
• Es Trenc, Campos, Mallorca. Trenes dunares de órdago.
• S’Alga, islote de S’Espalmador, Formentera. Exclusivos yatesflotando sobre aguas de vidrio.
• Es Cavallet, San José, Ibiza. Dunas y pinos camino del Chiringay.
• Binigaus, Es Migjorn Gran, Menorca. Esperando el atardecer.
Fuente: www.elpais.com