Los 25 pueblos más bonitos de Portugal !

Los 25 pueblos más bonitos de Portugal

01 Vila Franca do Campo

Los habitantes de la isla de san Miguel, en el archipiélago de las Azores, se refugian en este pueblo de alcurnia cuando buscan un rayito de sol en la isla; tiene, dicen, un microclima y sus aguas son más calientes, pero hasta llegar a la orilla hay que pasar por preciosas casonas y jardines y por un puerto pesquero que lleva su cosecha fresca a los restaurantes de allí mismo.

 

02 Óbidos

Un lugar encantado, con más librerías que iglesias, no porque no existan sino porque las han aprovechado para exponer y vender lecturas. El pueblo de la gran pintora Josefa de Óbidos se encierra en murallas del siglo XV, y con sus casas blancas y buganvillas lilas es un destino plácido para pasear entre semana y no tanto en los fines de semana. Por favor: entrad a pie y por la puerta de la Vila para apreciar los azulejos del siglo XVIII.

 

03 Estremoz

Su castillo convertido en ‘pousada’ es una recomendable parada para quienes vienen de Extremadura (la villa se encuentra a unos 54 kilómetros de Badajoz) camino de tierras portuguesas. La sala de audiencias del rey D. Dinis, las casas góticas, la muralla del siglo XVII con cuatro puertas y el mercado de los sábados son otros alicientes para detenerse en Estremoz.

 

04 Castelo de Vide

Situada en el Alto Alentejo, esta villa con cerca de 3800 habitantes destaca por sus restaurantes, pastelerías con ricos ‘pasteis de nata’ y una judería en la que recalaron a partir de 1492 en su diáspora muchos judíos expulsados de España. El gótico, el manuelino y el barroco se juntan en sus calles.

 

05 Sintra

Un pueblo a una nube pegado pero, sobre todo, a muchos palacios, jardines, museos y murallas, que se van enroscando en una subida interminable, cada vez más cerrada hasta culminar en el Castillo de los Moros. Se necesita más de un día para ver los imprescindibles Palacio Nacional (en la fotografía), la locura predaliniana del Palácio da Pena, el de Monserrate, aparte de sus jardines, bosques y el centro de la villa, igual de agradable.

 

06 Monsaraz

Una atmósfera medieval se respira por las calles y las casas blancas de este pueblo que siempre mira hacia el este, por si vienen los españoles. Para prevenir sorpresas bien hicieron hace siglos en levantar un castillo imponente con vistas al Guadiana y a la frontera. Un lugar tranquilo, bonito y limpio, imprescindible en la ruta del Alentejo.

 

07 Piódão

En la sierra de Açor, en el centro del país, aguanta una de las aldeas de pizarra mejor conservadas, de paredes y suelos grises y de ventanas azulonas de madera. La aldea se agarra a las laderas del monte y se camufla entre los bosques. Ni las cabras tienen fácil el acceso a la aldea, pero vale la pena. Piódão pertenece al sello Aldeias Históricas de Portugal, club en el que están inscritos algunos de los pueblos más pintorescos de Portugal.

 

08 Almeida

Desde el aire, esta villa fortificada tiene forma de estrella de 12 puntas. Almeida ha sido una fortaleza desde 1296, cuando el Rey D. Dinis tomó el poder, hasta el siglo XIX. Su estructura hexagonal es obra del ingeniero militar de Luis XIV de Francia, Vauban. Cada ángulo del polígono es un baluarte en forma de lanza y entre ellos se yerguen otros más pequeños.

 

09 Marvão

Su muralla escarpada del siglo XIII rodea al pueblo de casas blancas. A casi 900 metros de altitud, esta villa medieval mira hacia España, con su iglesia del siglo XV y su casa del Gobernador de antaño, hoy convertida en banco, aunque mantiene su balconada de herrería del siglo XVII.

 

10 Lajes do Pico

En la isla azoriana de Pico, Lajes es un pueblecito que siempre ha vivido de las ballenas; antes, de cazarlas, y ahora, de verlas saltar. Pero mantiene el mismo espíritu marinero y aventurero, con sus torres de vigía y sus barcos, ahora adaptados para la contemplación de estos grandes cetáceos.

 

11 Monsanto

Es único. Sus casas surgen entre enormes rocas. Tiene el dudoso honor de haber sido designada como “la aldea más portuguesa” por el dictador Salazar en 1938, pero la villa llama la atención por sus pedruscos graníticos entre tejados rojos, y su castillo, que domina toda la región.

 

12 Castelo Rodrigo

Es un espacio monumental que conserva importantes referencias medievales, como las viejas murallas, las ruinas del palacio de Cristóbal de Moura, la Picota quinientista, la iglesia medieval, la cisterna medieval y las inscripciones que atestan la presencia de una importante comunidad de cristianos nuevos.

 

13 Provesende

Es una villa olvidada encima del Duero, por lo que sorprende aún más su abundancia de casas de granito con grandes blasones datados en el siglo XVIII. Su pasado glorioso se estiró al siglo XIX, cuando esta aldea salvó los viñedos de la región, pues aquí se comenzó a luchar y a encontrar remedio al mal de la filoxera que recorrió Europa. Hoy tiene un museo dedicado a este mal que arruinó a muchas bodegas de vino de Oporto.

 

14 Marialva

Las calles, flanqueadas por edificios que resisten al tiempo, llevan a la ciudadela por las murallas, en cuyas ruinas es fácil perder la noción del tiempo. Poblado por los aravos, pueblo lusitano, fue posteriormente conquistado por los romanos, seguidos de los árabes, hasta la victoria final de Fernando, el Magno, en 1063, en su emblemática conquista de las Beiras.

 

15 Ponte de Lima

Ya enfilando hacia España, este pueblo toma el nombre del río que pasa por los cinco ojos de su puente romano, que imprime carácter a toda la localidad, con palacios, iglesias y un museo de arte sacro. La tranquilidad de la villa se rompe de quince en quince días con su popular feria en la ribera del río.

 

16 Dornes

En la ruta de los Templarios se extiende esta aldea sobre una pequeña península que forma el río Zêzere. De preciosos paisajes naturales, también mantiene restos de las luchas medievales, como la torre templaria pentagonal y la iglesia de Nuestra Señora de Pranto.

 

17 Idanha a Velha

Se levanta donde antes estuvo una ciudad romana fundada por un vecino de Mérida, y también se la menciona en el puente de Alcántara. Hoy es una modesta aldea donde se dice que naciera el rey visigodo Wamba. Sea verdad o no, sus calles son encantadoras, en medio de una planicie de olivos.

 

18 Castelo Mendo

Por aquí el tiempo no se detuvo mucho rato. La ciudadela de trazado oval corresponde al burgo viejo, formado tras el fuero de Sancho II. El burgo nuevo o Arrabalde de San Pedro, protegido por una muralla dionisíaca, estuvo guarnecido en el pasado por ocho torres, parcialmente destruidas por el terremoto de 1755. Conserva impecablemente sus cinco puertas (Puertas de la Villa, de Guarda, del Sol, de la Traición y de D. Sancho), restos de arquitectura manuelina y unos vecinos viejos y sabios.

 

19 Sortelha

Una de las más bellas y antiguas aldeas portuguesas, ha mantenido su fisionomía urbana y arquitectónica hasta nuestros días. La visita por calles y callejuelas enclaustradas en un anillo defensivo y vigiladas por el castillo del siglo XIII permite al forastero volver a siglos pasados por entre las sepulturas medievales, junto a la picota manuelina o delante de la iglesia renacentista.

 

20 Tavira

La ciudad está dividida en dos por el río Gilao, que fluye hacia el estuario que hay detrás de la isla del mismo nombre. Entre el pueblo, blanco y azulejado, y la isla se extienden las poco profundas ciénagas y lagunas del parque nacional de Ría Formosa, refugio de aves migratorias y de turistas en busca de playas desérticas y aguas calientes.

 

21 Ericeira

Un pueblo de pescadores que se refugia entre un acantilado y el inmenso palacio de Mafra, situado a 8 kilómetros. De Ericeira salió hacia Brasil, exiliada pero en paz, la familia real portuguesa. Conserva sus raíces marineras, sus capillas dedicadas a la patrona de los pescadores, sus casitas blancas y azules y un par de restaurantes en donde se disfruta del mejor marisco local.

 

22 Trancoso

Tierra de frontera, escenario de diversas luchas y batallas decisivas para la formación e independencia del reino. Mimada por reyes, obtuvo importantes privilegios. Alfonso Enríquez le otorga la carta de Foral y Alfonso III la carta de Feria. El rey Dinis manda construir las murallas que aún hoy protegen un burgo en el que han convivido cristianos y judíos.

 

23 Belmonte

Dice la tradición que el nombre Belmonte procede del lugar donde se alza el pueblo (monte bello o bello monte). Otros atribuyen su origen a ‘belli monte’, monte de guerra. Las dos cosas son ciertas, pues cada piedra del pueblo tiene su historia. Aquí nació el navegante Pedro Álvares Cabral, que en 1500 comandó la flota que descubrió Brasil. La historia de su misteriosa comunidad criptojudaica tiene tintes novelescos (sus miembros guardaron en secreto las tradiciones judías hasta bien entrado el siglo XX).

 

24 Castelo Novo

Una de las aldeas portuguesas que más gustaron al Premio Nobel José Saramago en sus andanzas portuguesas, está situada en la sierra de la Gardunha, conserva un castillo del siglo XII, una fuente barroca y un lagar comunitario cortado en la roca en el que se pisaba el vino.

 

25 Linhares

Sus fuentes de los siglos XII, XVI y XIX dan cuenta de la evolución de esta aldea cuyo castillo medieval sobre rocas graníticas se alza a 820 metros. Desde esa altura se contempla el Valle de Mondego. Casas manuelinas y la judería añaden encanto a esta población.

 

Fuente:ElPais

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