‘Runners’ bajo la aurora boreal
Una media maratón a un paso del Círculo Polar Ártico, sin luz solar y con temperaturas que no suben de -5ºC. Una carrera curiosa que se celebra cada enero en Tromso, al norte de Noruega
Es una conmemoración. Tiene algo de rito. Y es un espectáculo donde el participante se convierte en protagonista. La Night Polar Half Marathon acaba de cumplir su décimo tercera edición en la ciudad de Tromsø, al norte de Noruega. El evento es una de las carreras más septentrionales del planeta y viene a conmemorar la épica noche polar, la ausencia total del sol. Desde el 21 de noviembre hasta el 21 de enero no hay rastro del foco solar en ningún punto del cielo de Tromsø, dejando acaso tres horas al día de una claridad cruda y azulada entre las 11.00 y las 14.00.
En la semana después de año nuevo (este año, el pasado 9 de enero), corredores de todo el mundo se dan cita en la puerta del Ártico, como muchos llaman a la ciudad noruega, para desafiar un simulacro de frío polar y completar, según se encuentre cada uno, un recorrido de cinco, diez o 21,5 kilómetros.
Decimos simulacro porque Tromsø, pese a estar a la misma latitud que Alaska o Siberia, tiene un régimen de temperaturas un tanto más atenuado debido al efecto de la corriente del Atlántico norte y al propio microclima que generan los cientos de islotes que circundan su geografía. Pese a este dato, conviene no hacerse ilusiones, ya que las temperaturas rara vez ascenderán de los -5 grados durante el mes de enero.
Paisaje ilusorio
La carrera es un desafío físico y mental, pero también es un reencuentro con un paisaje ilusorio, cincelado por el hielo y la nieve y donde no se oye nada, excepto un rumor lejano de ventiscas gélidas. Pero el participante de la prueba oirá algo más: los crampones de sus suelas hundiéndose en los caminos helados que circundan Tromsø. Oirá así sus propias pisadas y se sentirá más un explorador polar que un corredor. Pero también oirá las pisadas sobre el hielo de los otros corredores y tal vez sienta que es parte de un ejército suelto de caballos o de una banda de bailarines de claqué actuando al otro lado de línea ártica.
La organización abrió en la última edición 550 plazas para la media maratón, pero visto que la carrera se está popularizando intentarán incrementar el cupo hasta el millar de inscripciones para la próxima edición. Nils Hætta fue el impulsor de la maratón nocturna, ya que en Tromsø desde 1990 se venía celebrando la Midnight Sun Marathon, es decir, la carrera antagónica, la celebración de la luz perpetua, que se celebra en junio. Como dice su nombre en inglés, la Midnight Sun Marathon se corre todos los años a medianoche, siempre con el sol en el horizonte, como un vigía incansable. Es la prueba más septentrional acreditada por la AIMS, la Asociación Internacional de Maratones y Distancia.
Nils pensó en crear el contrapunto a la carrera que homenajea al sol, “sabía que muchos corredores de todo el mundo querrían experimentar la oscuridad total mientras corren”. Además, la organización ofrece el reclamo de poder completar la prueba mientras se avista la aurora boreal. Por su latitud, circundando el Polo Norte, Tromsø es uno de los lugares más propicios para contemplarla, pero Nils avisa que la aurora es caprichosa y que de las 13 ediciones solo ha aparecido en dos. La última hace tres años.
El recorrido está señalado por 450 antorchas. El fuego siempre oscilante de las velas ilumina tenuemente los senderos nevados entre Tromsø y el aeropuerto, trazado por donde avanza la comitiva de los corredores. Algunos de ellos van concentrados, peleando con el frío e intentando hacer una buena marca; otros discurren bucólicos, mirando el espectáculo con asombro mientras intentan no parar y proseguir el rumbo hasta completar la prueba.
Dureza polar
La Night Polar Half Marathon no es la prueba idónea para intentar establecer marcas personales. La carrera es más una representación de la quietud y de la dureza polar. La intuición de la oscuridad perpetua. La búsqueda de un esfuerzo potente, pero que tiene un contrapunto armónico.
Completar el trazado sin abandonar es el premio que buscan todos los participantes. Ya en las calles de Tromsø, con la meta a tiro de piedra, los niños de la ciudad chocan las manos con los participantes, algunos agitan cencerros y otros encienden bengalas. En la meta espera una preciosa medalla: la cola de una ballena fotografiada por Audun Rikardsen, premiado fotógrafo de la riquísima fauna del mar de Barents. Conforme los corredores van llegando, el trajín del sonido del hielo golpeado se apaga. En el punto final, hay una tienda sami dispuesta con una hoguera y bebidas calientes para aliviar el esfuerzo y paladear la aventura.
Falta un año para la nueva carrera en la Noche Polar. Aunque, si ya están preparados, pueden ir ensayando el próximo 18 de junio con la Midnight Sun Marathon. Basta ir abrigado con varias capas térmicas, haberse preparado algunos meses con un poco de tesón y, sobre todo, querer sumergirse en la misteriosa quietud del frío polar.
Fuente: Elpais