La Costa Brava se extiende por el litoral del norte de Cataluña en la provincia de Girona desde Blanes hasta la frontera con Francia. Hablar de la Costa Brava es sinónimo de sol, playa, calas escondidas entre frondosa vegetación, aguas cristalinas, paseos tranquilos por los caminos de ronda y poblaciones marineras con mucho encanto. Es difícil quedarse sólo con 10, pero aquí van 10 de las playas y calas más bonitas de este lugar privilegiado.
1. Cala Pola en Tossa de Mar
Cala Pola en Tossa de Mar es pequeñísima y tiene apenas 70 metros de ancho… Pero aun así (o quizás por eso) es una auténtica belleza natural. Desde lo alto parece una piscina. La mayoría de los bañistas que la frecuentan son los clientes del camping que lleva el mismo nombre y que está casi al lado. No te dejes engañar. La playa no es privada, así que podrás acceder con total libertad.
2. Gola del Ter en Torroella de Montgrí
La desembocadura del río Ter río forma uno de los tramos de costa más solitarios y vírgenes del pueblo de Torroella, muy cerca de la Escala y justo delante de las islas Medas. La Gola del Ter es un arenal salvaje con unas pequeñas dunas. Hay pocos servicios para el visitante y el espacio del aparcamiento es muy reducido, así que llega pronto para pillar sitio.
3. Playa del Portitxol en L’Escala
Situada junto al Paseo Marítimo de Empúries, la playa del Portitxol goza de un entorno espectacular. Merece la pena pasear por las escaleras de madera que conducen hasta un mirador con preciosas vistas a la Bahía de Roses, a la costa de Empúries y al pueblo de L’Escala. Esta playa de arena fina tiene una extensión de 230 metros de largo y 15 de ancho. Justo detrás está el histórico rompeolas griego. Te animamos a que llegues hasta dando un paseo por el camino de Empúries. ¡Te encantará! La playa de El Portitxol tiene bandera azul por la calidad de sus aguas y está adaptada para personas con movilidad reducida.
4. Cala del Senyor Ramon en Santa Cristina de Aro
4. Cala del Senyor Ramon en Santa Cristina de Aro
Un cartel en la sinuosa carretera costera que va desde Sant Feliu de Guixols a Tossa de Mar señala la bajada a este precioso lugar. Tiene un acceso difícil, ya que está rodeada de acantilados. Pero incluso así vale la pena acercarse a la playa del Señor Ramon, un amplio arenal de unos 800 metros de largo con un fondo marítimo impresionante y aguas de color turquesa. Dada su privilegiada situación geográfico en esta playa se puede practicar nudismo.
5. Aiguablava en Begur
La última playa que pertenece a Begur, situada al sur de Fornells, es la playa de Aiguablava. Como la mayoría de las calas de este municipio, su situación geográfica es realmente privilegiada. Sus aguas cristalinas tienen poca profundidad, su arena es fina y clara… Quizás por eso este rincón de la Costa Brava ofrece una sensación de acogedora calidez. Su entorno natural es casi virgen, ya que apenas ha sido urbanizado, y cuenta sólo con los servicios básicos de restauración y alojamiento. Desde la orilla del mar se puede contemplar, al norte, el majestuoso acantilado que es el Cabo de Begur.
6. Cala Portaló en Cadaqués
El cabo de Creus, el punto más oriental de la Península ibérica, es una gran masa rocosa y árida que se adentra en el Mediterráneo dando lugar a paisajes lunares. A lo largo de esta abrupta costa llena de acantilados aparecen pequeñas calas como la del Portaló. Esta playa diminuta formada por piedras tiene 30 metros de ancho y 50 de largo y no dispone de servicios. Para llegar hasta Cala Portaló hay que seguir un camino señalizado que va desde Cadaqués hasta el faro y desviarse a la izquierda cuando se une con el sendero que viene desde Port de la Selva. Como en las demás playas de esta zona, se suele practicar el nudismo.
7. Playa El Castell en Palamós
La playa del Castell en Palamós es uno de los pocos parajes vírgenes que quedan en la Costa Brava. Es un rincón ideal para pasar el día sólo o con niños, bañándote en su agua cristalina y explorando los pinares que la rodean. Al lado de la playa encontramos los fascinantes restos de un poblado ibérico. El amanecer y la puesta de sol suelen ser momentos mágicos en la playa del Castell.
8. La Boadella en Lloret de Mar
Cala Boadella está en un entorno pintoresco y en ella se practica (aunque de forma parcial) el naturismo. Pese a sus pequeñas dimensiones merece la pena la visita, aunque sólo sea para disfrutar de su atmósfera apacible. Para llegar a la Cala Boadella hay que tomar un camino bastante escondido de 200 metros que atraviesa una pineda. Este acceso tan escondido hace que no esté muy frecuentada. Hay un chiringuito y duchas pero, por lo general, lo que predomina es el ambiente tranquilo y pausado, en contraste con el bullicio de la playa principal de Lloret de Mar.
9. Cala Montjoi en Roses
Ubicada en el Parque Natural del Cap de Creus, un enclave espectacular de la Costa Brava, Cala Montjoi disfruta de un hábitat privilegiado y de unas vistas que no te dejarán indiferente. El paisaje se abre ante esta playa, cautivando tus sentidos. Además, aquí se pueden practicar deportes acuáticos. Si te suena el nombre puede ser porque aquí estaba El Bulli, el mítico restaurante del chef Ferrán Adrià.
10. Cala Garvet en Colera
Este precioso lugar se encuentra un poco antes de entrar en el pequeño pueblo de Colera. En la Cala Garvet la arena es gruesa y el agua, límpida y transparente, refleja como un espejo la preciosidad de la Costa Brava. El ambiente es muy tranquilo, con poca gente y mucha calma. La pureza de sus aguas la hacen un lugar perfecto para practicar esnórquel, submarinismo o leer un buen libro. Aquí no hay servicios, así que tendrás que hacer picnic.