Viaje al alma de los vinos

Viaje  al  alma  de  los  vinos
 

En la última salida single de Iltrida viajes que se dedicó al enoturismo, aprendí que los cantos gregorianos mejoran la calidad de los vinos.

 

Para demostrarlo en las bodegas donde descansan las barricas para mejorar la calidad de los vinos, reproducen cantos gregorianos, comprobando que desde que ponen música el vino envejece con una grata armonía.  

 

Esta afirmación, que en principio nos podría parecer excesiva, se encuentra amparada por un estudio empírico del enólogo chileno Aurelio Montes. El fundador de bodegas Viña Montes afirma que música y vino forman una unión indisoluble. Podemos comprobar que al principio el vino es un poco agresivo, como un joven, pero con la música los taninos se ablandan. Por otra parte socialmente música y vino siempre han ido juntos.

 

No es lo mismo tomar una copa en un lugar ruidoso que en un local de ambiente agradable y con buena música. Verdad?.

 

La Bodega Viña Montes buscó qué tipo de música iría bien para dar una sensación de calma y paz, y descubrieron que los cantos gregorianos eran algo sagrado y relajante. Así que en el año 2004 montaron un equipo de música y altavoces para envolver con cantos gregorianos la sala de barricas y lograr que el caldo madurara en un  ambiente relajante.

 

Según un estudio publicado por National Geographic, se constata que la música influye en el líquido, y demuestra la influencia positiva de los ritmos y melodías en el agua y  las plantas.

 

De todos modos en el vino las diferencias son muy sutiles, pero  sin duda la música monástica beneficia los caldos, sobre todo la variedad Cabernet Sauvignon.

 

Aunque Viña Montes fue pionera en inspirar la maduración del vino con música, la española Codorniu ya aplica este método en sus bodegas de Napa en California.

 

Para acabar, añadiremos que la voluntad de relacionar vino y música llevo a Aurelio Montes a impulsar, junto con la Universidad Heriot-Watt en Edimburgo, una investigación que determinó que la música puede influir en el sabor.

 

Así pues, no nos engañemos, una planta, la vid, es un ser vivo como nosotros. Y lo que es bueno para nosotros también lo es para ella, aunque sea en forma de vino. Una trasformación de la materia que no la invalida para percibir el ambiente circundante. Ya sea en forma agresiva o relajante como el canto gregoriano.

 

Consol Rovira.

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