Las 8 bodegas más molonas del mundo

El turismo enogastronómico está más de moda que nunca y no sólo para aficionados al buen beber. Algunas bodegas han decidido reconvertirse en lugares de lujo o coquetos espacios rurales donde es posible disfrutar por igual de vino, gastronomía y tratamientos de belleza. Para saber más sobre vinicultura, gastronomia y demás actividades de ocio haz click aquí.

 

 

1. Marqués de Riscal, La Rioja, España

Si hay una bodega que conjugue diseño y arquitectura es, sin lugar a dudas, la de Marqués de Riscal, en Elciego, en plena Rioja alavesa, siendo, además, la más antigua y tradicional de la zona. Cuando en 1998 sus propietarios decidieron crear un rincón donde vino y ocio se dieran la mano, difícilmente podían imaginar que aquél terminaría albergando un cinco estrellas de ensueño que recibe visitantes del mundo entero. Obra maestra del canadiense Frank Gehry, cuyo particular estilo es fácilmente reconocible, ofrece 43 habitaciones y lujosas suites, un restaurante galardonado con Estrella Michelin, así como un spa en el que es posible relajarse con tratamientos de vinoterapia que incluyen, por ejemplo, envolturas corporales de miel y uvas Cabernet para rejuvenecer cuerpo y mente.

© Hotel Marqués de Riscal A Luxury Collection Hotel Elciego

 

2. Castello di Amorosa, California, Estados Unidos

Dario Sattui, bodeguero de cuarta generación, inauguró en 2007 el Castello di Amorosa, en Napa, el condado vitivinícola por excelencia de los Estados Unidos. El castillo, inspirado en uno del siglo XIII, dispone de ocho niveles -por encima y por debajo de la tierra- en los que se encuentran 107 habitaciones. Capilla, cámara de tortura, torres de defensa o patio interior, además de foso y puente levadizo forman parte de este incomparable marco en el que resulta fácil trasladarse a una época muy lejana. Ideado en gran parte para los millones de turistas que cada año visitan esta parte de California, es posible recorrerlo con un tour guiado, así como realizar catas de vinos y quesos o saborear la mejor gastronomía italiana en honor a su nombre.

© Dhinal Chheda / Flickr (CC BY 2.0)

 

3. Badia a Coltibuono, Siena, Italia

Los amantes del chianti se sentirán en el séptimo cielo en este monasterio del siglo XI que cuenta con alojamiento rural, un exclusivo restaurante y su propio jardín botánico. Sus once vinos y aceites, de producción ecológica, están en el top de los más reputados de Italia y tienen una historia nada común, ya que fueron los antiguos monjes que fundaron el monasterio en 1051 quienes empezaron a producirlos. En 1810 fueron expulsados de su propiedad a causa de la secularización, pasando a manos del gobierno, hasta que en 1846 la familia Stucchi Prinetti se hizo cargo de la explotación de la ‘Abadía de la buena cosecha’.

© Daniel Ebneter / Flickr (CC BY-NC 2.0)

 

4. Bodega Baquero, Mendoza, Argentina

Cinco generaciones son ya parte de la historia de la familia Baquero, que se remonta a 1886, cuando el bisabuelo de los actuales propietarios decidió dedicarse al comercio. Poco a poco se fue adentrando en el mundo de las bodegas y, casi 130 años después, ese pequeño negocio se ha convertido en una coqueta y tranquila posada rural donde es posible alejarse del mundanal ruido y relajarse en el singular hábitat argentino mientras se merienda mate y tortitas calientes acompañadas de mermelada y miel caseras. En lo que se refiere a sus vinos, cabe destacar que son elaborados de forma artesanal según las costumbres de la provincia de Mendoza, con uvas Malbec, Criolla y Cabernet, y criados en barricas de roble francés.

 

5. Quinta da Pacheca, Douro, Portugal

Ubicada en el corazón de la región del Duero, esta casona del siglo XVIII fue restaurada respetando la arquitectura tradicional y convertida en hotel boutique con quince habitaciones exclusivas. Los vinos de Quinta da Pacheca -rosados, blancos, tintos y oportos- pueden ser degustados en catas y cursos o acompañando las viandas que sirven en su restaurante, preparadas con el aceite de oliva que ellos mismos fabrican, así como productos autóctonos y de temporada. Una de las actividades que ofrece a sus huéspedes es la de sentirse un auténtico cosechero por un día, que comienza con la recogida, tijera en mano de la uva, y finaliza con su pisado.

© Porto Convention & Visitors Bureau / Flickr (CC BY-NC-ND 2.0)

 

6. Glenwood, Ciudad del Cabo, Sudáfrica

Pocas bodegas en el planeta se ubican en un espacio tan idílico como Glenwood, en el apenas conocido valle de Robertsvlei, cerca de Ciudad del Cabo, y rodeada de la naturaleza más salvaje. Sus vinos artesanales, con casi treinta años de existencia y premiados a lo largo y ancho del globo terráqueo, respetan un credo muy concreto: “simple, natural y de calidad”, que aplican desde el diseño de sus etiquetas a sus prácticas agrícolas. Aunque no es posible pernoctar en sus instalaciones, ante el gran reclamo de turistas han inaugurado un bistró donde regar sus cuidadas y apetecibles sugerencias con una botella de Vigneron’s Selection 2012, considerado el mejor Chardonnay de Sudáfrica.

© Dave Anteh / Flickr (CC BY 2.0)

 

7. La Cuiellette, Château de Cîteaux. Meursault, Francia

En mitad de la borgoña francesa se alza este palacio del siglo XIX entre cuyos servicios destaca un hamman, piscina, sauna, bañera de hidromasaje y un spa en el que dejarse mimar con diferentes tratamientos con la fruta como protagonista. En su bodega del siglo XII reposan los diferentes vinos que es posible beber en su restaurante, uno de los más selectos de la zona, antes de retirarse a descansar en alguna de sus lujosas estancias. Un complejo ideal para descubrir una de las zonas vitivinícolas más ricas del mundo.

 

8. Milestii Mici, Distrito de Ialoveni, Moldavia

Francia, Italia, España, Chile… Si nos preguntaran dónde se encuentra la mayor bodega del mundo seríamos muchos los que apuntaríamos a alguno de estos países. Pues no. Ese récord está en manos de Milestii Mici, a 30 minutos de Chisinau, capital de Moldavia. Fundada en 1969 para almacenar y conservar vinos de alta calidad a 70 metros de profundidad, alberga más de dos millones de unidades producidas por ellos mismos y con predominancia de tintos sobre blancos y dulces. ¿La joya de la corona? Un vino pascual procedente de Jerusalén por el que hace unos años ofrecieron 100.000 dólares y que, como no podía ser de otra manera, sigue reposando allí.

© Fred von Lohmann / Flickr (CC BY 2.0)

 

 

 

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