14 destinos increíbles de Francia en imágenes
Hace menos de 15 dias que se ha celebrado el Día de la Bastilla «el 14 de julio», te llevamos por nuestro tour de Francia particular de la mejor manera: con 14 bonitas fotos.
Como el 14 de julio fué la fiesta nacional de Francia (La Fête Nationale o el Día de la Bastilla), y se ha acabado el TOUR DE FRANCIA, vamos a celebrarlo a lo FRANCÉS: con un croque-monsieur, una cajetilla de gitanes y una buena botella de Côtes du Rhône, y te llevamos por nuestro tour de Francia particular… en imágenes.
¿Un tópico? No hay duda. ¿Pero pierde por ello un ápice de encanto? Encontrarás campos de lavanda como este en postales de lugares en los que la calidez del sur está presente en cualquier esquina, como Aviñón y Arlés, y sin trampa ni cartón en los cercanos campos provenzales.
Por si no lo sabías, Roma no tiene el monopolio de los coliseos. Nimes, lugar de origen de los pantalones azules más célebres (denim = de Nimes), cuenta con algunas de las mejores ruinas romanas a este lado del Tíber. Pásate también por su Panteón y date un chapuzón bajo el monumental Pont du Gard.
Con sus fantásticas torres y murallas, el aspecto de la cité de Carcasona es tan perfecto que debería estar en Disneyland. Hasta cierto punto es incluso hasta demasiado perfecta, y es que se reformó ligeramente en el siglo xix. Probablemente luce al máximo de noche, cuando está toda iluminada.
Con un primo hermano al otro lado del canal de la Mancha (St Michael’s Mount, cercano a la localidad inglesa de Penzance), el normando Monte Saint-Michel es uno de los lugares más conocidos y reconocibles de Francia, además de una de sus atracciones turísticas más visitadas.
En ningún otro lugar se condensa la esencia de la famosa cocina francesa como en Lyon. Sería demasiado cómodo bautizarla como «capital gastronómica», aunque después de una comida abundante y de un litro de Côtes du Rhône en un bouchon tradicional probablemente no te queden dudas sobre por qué se venera tanto la cocina lionesa.
Ciudad Patrimonio de la Humanidad, Saint-Emilion, en el departamento de Gironda (Aquitania), es quizá más conocida por su vino. Husmea un buen Château Ausone o un Château Cheval Blanc. Son los dos únicos vinos clasificados en la actualidad como Premiers grands crus classes A, en otras palabras, nada de vinos peleones.
No hay duda de que el Mont Blanc o Monte Blanco (cuestión que ha traído de cabeza a franceses e italianos durante mucho tiempo), con 4.810 m, es la montaña más alta de Europa. Con una belleza sublime, la cima de los Alpes franceses atrae a excursionistas, esquiadores y parapentistas de todo el mundo.
La profundidad del río frente a la altura de la montaña. Mientras los Alpes franceses rozan el cielo, las sorprendentes gargantas de 25 km de longitud se sumergen 700 metros en sus profundidades calizas hasta las turquesas y casi irreales aguas del río Verdon. Vive esta maravilla de la naturaleza a pie, en kayak o, si te va la escalada en roca, colgado de una cuerda.
Probablemente tendrás que levantarte a las 5 de la mañana para ver Niza en este estado de calma, aunque, si te has pasado la noche jugando como si no hubiera un mañana con los peces gordos de los infames casinos de Niza, es posible que estés volviendo a tu yate cuando el sol empiece a asomarse sobre la Promenade des Anglais.
El maestro fovista Henri Matisse llevaba tiempo sin ganas de nada cuando llegó a Colliure, un elegante rincón turístico del Mediterráneo en el que Francia se adentra en España. Como era de esperar, la estancia allí mejoró su humor, hasta el punto de proclamar: «No hay cielo en toda Francia tan azul como el de Colliure». Está claro que no había pasado por Córcega, pero tampoco le faltaba razón.
11. Plage de Saleccia, Córcega
Salvo que tengas un yate, no te queda otra que atravesar un desierto a pie para llegar a la impresionante Saleccia. Escondida tras el inhóspito Désert de Agriates, una extensión vacía abrasada por el sol en el noroeste de Córcega, Saleccia es el cielo después del infierno, un sueño de arena blanca y aguas turquesas tropicales de poco más de un kilómetro en una isla desierta.
Escuchar el Baïlèro de Joseph Canteloube, que forma parte de sus Canciones desde Auvernia, te pondrá los pelos de punta y te dará una idea de la bucólica paz que se respira en esta tierra verde y agradable del centro de Francia, conocida por su queso, sus vacas… y sus volcanes.
Si ya cuentas con un rinconcito agradable en la Île Saint-Louis, un yate de 15 metros y, por qué no, un helicóptero, y la Costa Azul empieza a parecerte demasiado concurrida por gentes de todo tipo, plantéate una escapada marítima en Cap Ferret, cerca de Burdeos, el Antibes de la costa atlántica.
París, ¡oh París! ¿Por dónde empezar? Ya sea una petición de mano en lo alto de esa torre que arranca todo tipo de suspiros, o una sesión electro y una absenta bien entrada la noche en Pigalle, París tiene cierto je ne sais quoi. No podíamos acabar nuestro tour de Francia más que con una visita triunfal por los Campos Elíseos. Au revoir la France…
