Patmos – Guía de Puerto de escala Mediterráneo Oriental

GUIAS DE CIUDAD CON ESCALA DE CRUCEROS (MED. ORIENTAL)

 

PATMOS (Descarga guía con planos en pdf) (Versió català)

Es una pequeña isla del archipiélago del Dodecaneso, formado por 12 islas en el sureste del Mar Egeo, muy próximas a la costa turca. Con unas 3.000 personas es una de las más habitadas y disfruta de una gran tranquilidad.

 

Formada por un arrecife alargado de menos de 40 km2, tiene más de 60 km de costa y una longitud de norte a sur de unos 12 km. Alberga multitud de calas y bahías con escasas zonas llanas, ya que su perfil es bastante ondulado, destacando el Profitis Ilias, que con 269 m. es el punto más alto de la isla. El puerto se encuentra en Skala, una de las principales ciudades de la isla, junto con Chora. Muy poco habitadas están las otras 2 zonas destacadas en la isla, Kambos al norte y Grikos al sur.

 

El puerto hace de Skala, la ciudad con más actividad, sus habitantes suelen residir en la zona moderna, con casas blancas, con muchas flores, agrupadas en calles estrechas.

 

Fue importante el comercio durante siglos, algunos mercaderes de Patmos llegaron a establecerse en  Menorca. Al ser un puerto pequeño los barcos de crucero fondean en la bahía y se llega a la isla en botes o lanchas, lo que permite apreciar su perfil montañoso, resaltando en su parte más alta el monasterio-fortaleza de San Juan.

 

Patmos aparece en el libro del Apocalipsis, encontrando en su introducción que Juan fue desterrado en esta isla, donde tuvo y escribió sus visiones de Jesús. El cristianismo lo identifica con San Juan Evangelista, por lo que es un destino importante de peregrinaje cristiano, pudiendo visitar la cueva en la que se supone que Juan tuvo sus visiones. Hay varios monasterios más dedicados a San Juan.

 

Hoy en día la religión en la isla  es la ortodoxa oriental. Se le conoce como la Jerusalén del Egeo, y goza de fama entre la jet-set internacional.

 

UN POCO DE HISTORIA

Su primer nombre según la mitología fue Litois, en honor a la diosa Artemisa, que también era conocida como Litoida por ser hija de Lito. Según la leyenda, la isla se hundió y Artemisa y Apolo consiguieron convencer a Zeus para devolverla a la superficie. Sus habitantes aún la denominan Litois.

 

Fue habitada desde el año 3000 a. C., y a pesar de no saber la procedencia de sus primeros habitantes, las excavaciones realizadas han dejado al descubierto edificaciones, cementerios, fortalezas y restos de una antigua acrópolis, por lo que se cree que tuvo bastante población.

 

Con los romanos llegó el declive de la isla, convirtiéndose en destino de exiliados, que fue como el apóstol Juan llegó a ella, en el 95 d. C. Inició la conversión al Cristianismo de sus habitantes y escribió el Libro de la Revelación: el Apocalipsis. Eso convirtió a Patmos en lugar de culto y peregrinación.

 

En la época bizantina se construyó una basílica en honor a San Juan, hoy ocupada por el monasterio. Los árabes la atacaron entre los s. VI y IX d. C. destruyendo la basílica. El monasterio se inició en el año 1101, gobernando el emperador bizantino Alexios Komninos I, que concedió al reverendo padre Christodoulos el control total de la isla.

 

El monasterio fue haciéndose famoso y se convirtió en un importante centro comercial a finales del  s.XII. Los venecianos llegan a principios del s. XIII y ceden el gobierno al duque de Naxos. Patmos se convierte en un estado monástico semiautónomo y adquiere influencia y riqueza. Los Caballeros de la Orden de San Juan llegan a Patmos tras conquistar Rodas hacia la mitad del 1.300. Los turcos llegan en 1.522 y nombran un representante abandonando la isla poco más tarde pero manteniendo la obligación de pagar impuestos. La tranquilidad vuelve a la isla tras las guerras entre turcos y venecianos y se recupera una época de esplendor gracias al comercio.

 

Se construyen imponentes fortificaciones para proteger el Monasterio de los ataques piratas. Los monjes vuelven a gobernar la isla en 1655 y regresa la prosperidad que se verá truncada en 1659 tras la conquista y destrucción por los venecianos. Consiguieron recuperar su atractivo y prosperidad gracias al comercio y la navegación. Su patrimonio se dividió entre los monjes y los laicos a principios del s. XVIII hasta que que en 1.770 es conquistada por los rusos.

 

En 1.821 se inicia la Revolución griega que no se convierte en independiente hasta 1832 aunque sin incluir las islas del Dodecaneso que volvieron a dominio turco. Los italianos se hacen con ellas en 1.912 y permanecieron hasta 1943, siendo sustituidos por los alemanes, que la abandonaron en 1945 y fueron autónomas hasta 1948 pasando a formar parte de Grecia.

 

QUE VER

 

Monasterio Fortaleza de San Juan

Una de las bases de la iglesia griega ortodoxa, fue fundado en el 1.088 por el monje Christódoulos en honor al autor del Apocalipsis y es uno de los lugares más sagrados del cristianismo. Sus torres y  contrafuertes hacen que parezca un castillo legendario, aunque su objetivo fue proteger sus tesoros religiosos, principal motivo de la visita de peregrinos y turistas. Desde el observamos  unas vistas espectaculares. Tiene una nave central y cinco capillas. Su tesoro cuenta con más de 200 iconos de todas las épocas, pero también destacan la capilla de Santa Cruz, los frescos de la capilla de Panagía, la capilla de Christódoulos, con la tumba del beato y el relicario de plata de San Juan, que es el más importante del recinto y lo más venerado por los griegos.

 

Podemos acceder gratuitamente al recinto pero hay que pagar para ver el tesoro. Los iconos sufrieron las guerras y los saqueos, pero todavía conserva una colección de gran importancia. En la capilla de la Virgen o Panagía encontramos unos frescos que son de los más antiguos del monasterio, están repartidos por las paredes superiores del comedor, del s. XII. También encontramos los tres grupos de pinturas pertenecientes a este mismo comedor, de finales del s. XII principios del XIII, y algunos del púlpito sagrado de la caverna del Apocalipsis de finales del s. XII. Los frescos actuales son de 1600, cuando gobernaba el abad Nikephoros Chartophylax, retocado a principios del s. XIX. Las pinturas del nártex exterior, se basan en lo contado por Prochoros sobre la vida y milagros de San Juan, fueron añadidas en los s. XVII y XVIII. En la iglesia principal o Katholikòn, se conservan tres sellos de oro con los que el emperador Alejo I Komneno cedió la isla a Christodoulos, junto con la ayuda económica para ampliar su orden religiosa y eximir del pago de impuestos a la isla.

 

Biblioteca y Archivo

El complejo se construyó en un principio como institución espiritual. Su influencia siempre se ha basado en actividades continuadas durante casi 10 siglos, que han permitido reunir un abundante fondo en su Biblioteca y Archivo. Entre sus más de 16.000 documentos se conservan 33 páginas del Evangelio más antiguo conocido de San Marcos, propiedad que comparte con los museo del Vaticano y el British Museum. Su fondo se ha convertido en una importante fuente de documentación histórica de gran valor y representa un centro tecnológico bien organizado para la paleografía y la investigación bizantina.

 

Gruta del Apocalipsis

La encontramos entre Chora y Skala, siendo una capilla en el centro del convento del Apocalipsis. Se cree que en ella se refugió San Juan el Divino durante su destierro y que dictó el Libro de la Revelación a su discípulo, Prochoros, a finales del s. I d. C. Para acceder a ella tenemos por delante 43 escalones muy empinados, que se mantienen tal como fueron construidos. La visitan miles de personas de todo el mundo. Los dos puntos más relevantes son la piedra sobre la que se dice que San Juan apoyaba su cabeza cuando dictaba y el atril utilizado por Prochoros  para escribir la obra. Otra creencia es que Dios habló a San Juan por una grieta de la roca, también visible. Hay pinturas murales del s. XII e iconos de San Juan y el beato Christodonlos de finales del s. XVI.

 

Chora

Es una joya de la arquitectura bizantina, formada por un entramado de callejones cuenta con más de 40 monasterios y capillas, que se amontonan alrededor del Monasterio Fortaleza. Encontramos las típicas mantómate en muchas de las ventanas, además de molduras con una cruz bizantina. Algunos de los edificios son mansiones de la época más floreciente de la isla, s. XVI y XVII por la riqueza alcanzada gracias al comercio.

 

Las Playas

Son una parte destacada de la isla. Empezando por Meloí, próximo a Skála, que es la más conocida. Muy cerca, Agriolivadhi famosa por una taberna homónima que ofrece menús buenos y baratos. Kámbos es la más visitada por los griegos, no es de arena fina, sino de cantos rodados. Psilí Ammos es la que tiene mejor arena, solo accesible en barca o andando. Otras playas son Gricos, Bagia, Agio Nikolau y Calicachos. A la mayoría de ellas se llega en barca desde Skála, lo mismo que a las pequeñas islas próximas, como Arki y Agazonisi.

 

VISITA POR LIBRE

Al ser un puerto pequeño los barcos fondean en la bahía y acercan a los pasajeros en los botes. Las excursiones del barco suelen ser al Monasterio de San Juan, que está en Chora, a unos 4 kms. Y a la Gruta de la Apocalipsis a medio camino de Skala y Chora.

 

No es difícil visitar ambas cosas por cuenta propia. Los taxis se sitúan en el puerto y ofrecen un recorrido fijo, que por unos 30 euros te llevan a ambos lugares con unos 30 minutos en la Gruta y 45 en el Monasterio de tiempo para la visita, capacidad hasta 4 personas. Al estar tan cerca, mientras tu visitas, van a recoger otros turistas, así que se convierte en una especie de “puente taxi” que va recogiendo y dejando turistas a lo largo del tiempo que dura la escala. Eso sí, hay que cumplir con los horarios de forma escrupulosa. Para llegar al Monasterio hay que caminar un poco por calles empinadas, es interesante intentar conseguir un poco más de tiempo.

 

Como el desembarco es masivo quizás hay que esperar un poco para encontrar un taxi libre. Si queremos hacer alguna otra cosa deberemos regatear, pero no será fácil si ve que tiene suficiente demanda con el montaje que tienen. De regreso a Skala podremos pasear por sus calles, llenas de tiendas de todo tipo, con precios más económicos que otras islas.

 

También podemos alquilar un coche o una moto, no es difícil llegar a la Gruta y el Monasterio, eso sí la carretera tiene bastantes curvas y desnivel. Es la manera de disponer de tiempo personalizado para las visitas de ambos lugares. Hay autobús entre Skala y Chora con parada en la Gruta, pero es poco recomendable por lo breve que suele ser el tiempo de escala del crucero.

 

No se paga entrada ni en la Gruta ni en el Monasterio, solo se paga para ver el tesoro de este último, eso sí, siendo lugares de culto hay que ir vestido para la ocasión.

 

Patmos conserva una tranquilidad que no encontraremos en general en las otras islas griegas, a pesar de los miles de visitantes, por lo que debemos disfrutar de ello.

 

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