Viaje al escenario real de ‘Slumdog Millonaire’

Vasijas de barro en el 'slum' de Dharavi, Mumbai

Durante el verano pasado, Ginés viajó a India como voluntario. Se alojó en una residencia en el barrio de Matunga East de Bombay, una zona tranquila y bien comunicada por tren pero, a la vez, muy auténtica, local, con pocos extranjeros. Siempre recuerda una cantina en la que asegura ha probado las mejores samosas y vada pavs de la ciudad.

Enrolado en un proyecto de cooperación, pudo deambular y conocer de primera mano rincones sorprendentes de Bombay. No solo la parte más turística y adecentada de la urbe india, también la cara oculta –habitualmente– al viajero: los slums o barrios pobres. No hay que olvidar que se trata de una de las ciudades del mundo con mayores desigualdades sociales y que, según las zonas que visites, la experiencia puede ser bastante dura (extrema pobreza, condiciones de vida infrahumanas, explotación laboral, desnutrición…).

Durante los dos meses que Ginés vivió en Bombay pudo recorrer –de forma segura– el slum más famoso de todo el continente asiático, Dharavi. No solo por la cantidad de millones de euros que factura cada año a través del negocio del reciclaje de basura, también porque allí se rodaron algunas de las escenas de Slumdog Millonaire, la oscarizada película de Danny Boyle.

Visitar una de estas zonas de chabolas en una gran ciudad india está vetado al viajero, salvo que se acuda con gente local, algo factible a través de las organizaciones benéficas que trabajan en ellos. Es el caso de Cooperación Internacional, centrada en inculcar una visión solidaria entre los jóvenes, ofreciéndoles la oportunidad de comprometerse en proyectos de voluntariado social, educación y sensibilización.

Fundada en 1993, ofrece desde hace años experiencias con una duración de unos 20 días durante el mes de julio –época de Monzones, cuando India se convierte en un país caótico–, en las que los voluntarios de la ONG residen en un orfanato y realizan diversas actividades (formativas, lúdicas, culturales) con menores en riesgo de exclusión.

Los voluntarios disponen de unas horas al día de tiempo libre para poder visitar la ciudad, conocer a gente y disfrutar del viaje. Además, en muchos casos, la estancia se prolonga al terminar el proyecto en otras ciudades o regiones del país –Calcuta, Delhi, el Rajastán o el Himalaya–, que permite regresar a España conociendo las grandes joyas viajeras de este país mágico.

 

 

 

 

Fuente: El País

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